Reinicio esta sección que ya me lleva dada unas cuentas entradas y la dedico a todos aquellos juegos de mesa que he jugado, dando mi opinión. Esta vez traigo Gaudí, un juego creado en 2002 (ya hace muchos años) y que no conocí hasta principios de este año. Lo están liquidando, por lo que me lo he conseguí al irrisorio precio de 10€. Se trata del juego más abstracto al que me he enfrentado y está dedicado a las baldosas que se encuentran en el Paseo de Gracia de Barcelona. Y es para 2 a 6 jugadores.
El juego consiste en ir colocando baldosas hexagonales que se encuentran todas ellas divididas en tres símbolos y con una combinación de tres colores. Y la colocación debe ser en un lugar donde encaje la baldosa con las de sus alrededores (tanto en color como en símbolos). Una premisa muy sencilla pero luego es difícil de conseguir.
Cara jugador recibe un puñado de fichas de un color, un carta de color, una carta de símbolo y un número de baldosas que van en función del número de jugadores. Esta pila de cada jugador debe colocarse boca abajo y removerse, tras lo cual debe coger tres al azar. Y en el centro, una baldosa inicial al azar del grupo de baldosas restantes.
En su turno, el jugador tiene dos opciones:
1.- Coloca una baldosa que, como ya he dicho, encaje perfectamente con las que se encuentre sobre la mesa. Si al colocar la baldosa cierras una sección con el color de tu carta, entonces colocas una de tus fichas. Lo mismo si cierras una sección con tu símbolo. Como única condición, es que no se puede colocar una baldosa en contacto con otra que solo conecte a su vez con solo otra (nada de congas). Y una vez colocada la baldosa obligatoria, tiene la opción de colocar una segunda baldosa, pero con la condición adicional de que se encuentre en contacto con la primera. Una vez comprobado que si coloca ficha o no, podrá colocar su tercera baldosa de la mano, pero al igual que la anterior, debe estar en contacto con la primera o segunda de ese turno. Y al igual que la anterior, se ve si se coloca ficha o no. El jugador roba de su pila personal el número necesario de baldosas para tener tres en la mano.
2.- Descartarse de 1 a 3 de sus baldosas, poniéndolas al azar en su pila personal y robar el número necesario de baldosas para tener tres en la mano.
El juego se acaba en el momento que uno de los jugadores se ha terminado su pila de baldosas.
Simple y sencillo hasta que me metes en plena partida, donde hay que vigiar muy mucho lo que ponen los otros jugadores y lo que uno pone. Las cartas de símbolo y de color de cada jugador van boca arriba, por lo que hay que tener en cuenta a lo que juega cada uno. Y la estrategia se convierte en algo muy importante, y a veces es muy arriesgado colocar más de una baldosa por turno, porque puedes beneficiar al resto. Otra acción que tienes que hacer durante la partida es la de buscar constantemente oportunidades para colocar lo que tienes en la mano, ¡y mucho ojo! A veces los símbolos pueden parecer engañosos.
En cuanto a la calidad del juego, las baldosas y fichas son piezas troqueladas de calidad media. Las cartas igual. La caja es original con forma hexagonal, por lo que es un poco engorrosa de guardar con el resto de la ludoteca, pero por otro lado es bastante compacta. El manual viene en varios idiomas, pero su explicación es demasiado escueta, que hace que cualquier caso que se salga de la norma acabe en un acuerdo entre jugadores. Por otro lado te obsequian con un panfleto hablando de las baldosas que diseño ese genio de la arquitectura ( he tenido la suerte de visitar algunas de sus obras como la Sagrada Familia en Barcelona, el Capricho en Comillas (Cantabria) o el Palacio Episcopal de Astorga (León).
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